Platón «Fedón»: ¿es el alma inmortal?

Platón "Fedón"

¿Cuál es la teoría del alma de Platón en su diálogo Fedón y cuáles son sus argumentos a favor de su inmortalidad?

El alma siempre ha sido una categoría sobre la cual los pensadores han discutido. Algunos lo consideran un concepto creado artificialmente heredado de la religión, otros lo ven como algo compuesto de componentes materiales y otros lo ven como algo ideal. En este artículo veremos la visión de Platón sobre el alma en su diálogo Fedón y veremos cómo Platón eligió presentar y defender su inmortalidad.

¿Qué es el alma y qué dice Platón sobre ella?

Elihu Vedder - Alma en esclavitud. de 1891 a 1892
Elihu Vedder – Alma en esclavitud. de 1891 a 1892

Algunos niegan la existencia del alma, diciendo que no hay algo invisible y vivo en el hombre. Por otro lado, algunos creen que se trata de una entidad ideal que vive dentro de algo material. Tal entidad es algo que está completamente separado de los componentes materiales del cuerpo y, por lo tanto, no deja de existir al morir, sino que continúa viviendo. Algunos incluso encajan su modelo de reencarnación en la idea general. No importa cuántos enfoques existan, los filósofos probablemente hayan estado debatiendo esto durante siglos.

Platón escribe sobre la inmortalidad del alma con frecuencia y en diferentes lugares. Sin embargo, su enfoque más directo y su análisis detallado se pueden ver en Fedón. En él, en las últimas horas previas a su muerte, Sócrates conversa con sus amigos antes de beber el veneno que los jueces atenienses le ordenaron tomar. En este diálogo, Platón presenta explícitamente cinco argumentos a favor de la inmortalidad del alma. Todos ellos son lógicamente correctos y corresponden a la metafísica y epistemología de Platón. Por eso, en primer lugar, es necesario prestar atención a su metafísica y epistemología.

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Estudio de la metafísica de Platón

Escuela de Atenas (fragmento). Fresco, Stanza della Segnatura, Palacio Papal, Vaticano. Rafael 1509
Escuela de Atenas (fragmento). Fresco, Stanza della Segnatura, Palacio Papal, Vaticano. Rafael 1509

Veamos primero la metafísica de Platón: la doctrina del Ser. Según Platón, las ideas son el Ser objetivo supremo a partir del cual se crea el mundo. Las ideas, dice Platón, son eternas, no creadas por el hombre, perfectas e inmortales. Por ejemplo, cualquier madre soltera es mortal, pero la idea de madre es inmortal. La idea continúa viva incluso después de la muerte de la cosa material que corresponde a esta idea.

Además, las ideas no existen en el mismo mundo que las cosas materiales. Aunque las cosas materiales surgen como causa inmediata de las ideas, no coexisten en la misma esfera. En cambio, tienen su propio mundo: el mundo de las ideas. El mundo de las ideas, o como lo llamó Platón, topos Hyperuranios, es un mundo ideal ubicado por encima del mundo sensorial (material). Las ideas caen de la esfera de las ideas al mundo material, y así es como se crea el mundo en el que vivimos. El mundo material es una copia del mundo de las ideas.

Junto con las ideas que residen en el mundo de las ideas, el alma también vive en este mundo. Platón menciona tres etapas de su existencia: preexistencia, existencia y postexistencia. Así como las ideas tienen una preexistencia en el mundo de las ideas antes de materializarse, el alma también tiene una preexistencia.

Así como las ideas entran en el mundo sensorial y se materializan, así el alma entra en el cuerpo y vive en él hasta la muerte. Por eso Platón ve el cuerpo como una especie de prisión para el alma. Está atrapada en su cuerpo y no puede desarrollar todo su potencial hasta la muerte. Sin embargo, cuando el cuerpo muere, el alma no muere con él. Ella sigue viviendo. Regresa al mundo de las ideas, donde existía antes, y así comienza su postexistencia.


Platón con calavera, mariposa y la tumba de Sócrates. 1874
Platón con calavera, mariposa y la tumba de Sócrates. 1874

Según estos postulados metafísicos, Platón crea su propia epistemología. Al tocar el tema del alma, Platón se sumerge en la naturaleza misma y explora sus aspectos epistemológicos.

Según él, en la preexistencia el alma tiene una especie de carácter omnisciente. El alma sabe todo sobre el mundo y ha aprendido la verdad completa y verdadera del universo. Sin embargo, cuando cae del mundo de las ideas al cuerpo de alguien del mundo sensorial, olvida por completo todo lo que conoció en su preexistencia. Pasa por un estado de olvido. Como resultado, nacemos como tabula rasa (pizarras en blanco): no tenemos ningún conocimiento sobre el mundo que nos rodea y estamos condenados a volver a aprender el mundo desde cero.

Así, Platón dice que todo lo que aprendemos a lo largo de nuestra vida es en realidad el recuerdo que tiene el alma de las cosas que conoció en su preexistencia antes de caer en el mundo de las cosas materiales. En consecuencia, según Platón, el proceso de aprendizaje es un proceso de memorización.

Los argumentos contemplativos de Platón


Platón (427 - 347 aC) Grabado del siglo XVII
Platón (427 – 347 aC) Grabado del siglo XVII

Ahora podemos analizar el razonamiento de Platón sobre la inmortalidad del alma. Crea el primer argumento a partir de la premisa de que los opuestos se crean a partir de opuestos, porque todo lo que sucede se mueve diametralmente. El proceso de surgimiento y lo que sucede en el mundo son cíclicos. Por tanto, no es lineal. El antagonismo de la vida es la muerte, y uno surge (viene a la vida) del otro. De los muertos proceden los vivos, y viceversa: de los vivos proceden los muertos. Así, llega a la conclusión de que las almas de los muertos deben existir en el lugar donde nacen y luego renacer.

Platón plantea el segundo argumento sobre la inmortalidad del alma a partir de sus postulados epistemológicos. Según Platón, el conocimiento es recuerdo, y el alma recuerda el conocimiento que tenía antes de su nacimiento, en su preexistencia en el mundo de las ideas. Además, afirma que ella sólo es capaz de conocer conceptos antes de nacer en un cuerpo. Si esto indica que el alma existía antes del nacimiento del cuerpo, entonces existirá después de la muerte del cuerpo.

Platón extrae su tercer argumento sobre la inmortalidad del alma de su posición sobre su naturaleza misma: la idea de unidad. Dice que el alma es simple, no compleja y no consta de muchas partes. Lo simple y unido no puede dejar de existir y desintegrarse en las partes más pequeñas que lo componen. Luego el alma incorruptible es inmortal. En este sentido, es similar a las ideas: las ideas tampoco tienen partes y, por lo tanto, también son incorruptibles.

Escuela de Atenas. Fresco. Rafael Santi 1511
Escuela de Atenas. Fresco. Rafael Santi 1511

Los argumentos cuarto y quinto se relacionan con las objeciones de Platón a Simmias y Cebes. Al intentar demostrar la inmortalidad del alma, Platón busca refutar sus argumentos.

En primer lugar, Simmias sostiene que el alma puede compararse con la armonía de un instrumento musical: la lira. La lira misma y sus cuerdas son algo complejo, compuesto de muchas partes y cambiante. Sin embargo, la armonía que crea es invisible y divina. Sin embargo, nadie dirá que la armonía dura más que la lira y las cuerdas, afirma. Simmias confía en que así como la unidad de las cuerdas da lugar a la armonía, así el alma se crea a través de la estructura armoniosa del cuerpo. Y cuando la lira se rompe y el cuerpo muere y se descompone, la armonía y el alma dejan de existir.

En su objeción, Platón presenta aquí su segundo argumento. Si ha demostrado que aprender es memorización, y si esto prueba la preexistencia del alma, dice que debemos concluir que el alma no puede ser una armonía del cuerpo, porque es más antigua que el cuerpo.

El alma humana de Luis Ricardo Falero. 1894
El alma humana de Luis Ricardo Falero. 1894

Platón presenta su quinto y último argumento, rechazando la posición de Cebes. Cebes rechazó la idea de la inmortalidad del alma, aunque creía en su preexistencia. Para explicar esto, pone el ejemplo de un tejedor. Dice que podemos comparar el alma con un tejedor y el cuerpo con una prenda. No hay duda de que el tejedor sobrevivirá a la prenda que hace, pero la última prenda de vestir al final le sobrevivirá. Por eso Cebes piensa que con el alma ocurre lo mismo. Así como un tejedor crea muchas prendas durante su vida, así el alma absorbe muchos cuerpos; sin embargo, al final, el último cuerpo en el que reside sobrevive al alma. Esto significa que puede sobrevivir a muchos cuerpos, pero eventualmente ella también muere y, por lo tanto, se vuelve mortal.

Para rechazar esta noción, Platón vuelve a sus postulados metafísicos sobre las ideas. Menciona que todas las cosas están incluidas en las ideas y que las ideas son las únicas portadoras de la verdad y por tanto la única medida de la verdad. Las ideas son la verdadera razón por la que las cosas son como son. A través de un análisis detallado de varios ejemplos, Platón llega a la conclusión de que el alma está indisolublemente ligada a la idea de vida, y esta es su esencia inmanente. Puesto que los vivos son lo opuesto directamente a los muertos, el alma no absorbe la muerte como su opuesto, porque el opuesto no absorbe lo opuesto de sí mismo. Inmortal es aquello que no absorbe la muerte. Por tanto, el alma es inmortal.

La influencia de los argumentos de Platón en el Fedón

Pensador. Augusto Rodin 1911
Pensador. Augusto Rodin 1911

De esta muy breve explicación de la teoría del alma de Fedón, se puede concluir que Platón ofreció una visión consistente con sus postulados metafísicos y epistemológicos. Incluso su teoría del alma es objetiva, como lo es su metafísica. Por eso en la historia de la filosofía se le conoce, y con razón, como el fundador del idealismo objetivo. Fue el primero en proponer tal teoría y también el primero en desarrollar sistemáticamente una teoría del alma.

Platón veía el alma como la sede de la razón y el conocimiento y creía que el objetivo final de la vida humana es su desarrollo para alcanzar la sabiduría y el conocimiento de las Formas o Ideas. Aunque a primera vista estos argumentos parecen complejos e interrelacionados, siguen siendo contribuciones importantes a la tradición filosófica y continúan inspirando debates y discusiones entre los académicos de hoy.