Dónde podemos ver en la actualidad los símbolos de los masones
Los símbolos masónicos han sido objeto de todo tipo de teorías de conspiración desde la fundación de esta sociedad secreta en el siglo XVIII. Los seguidores de los masones fueron objeto de violentas persecuciones en varios países. En Estados Unidos incluso se creó un Partido Antimasónico, destinado a combatirlos en el campo político. Sobre todo, la gente desconfía de los símbolos masónicos, que muy a menudo se encuentran donde, al parecer, no deberían estar en absoluto…
Símbolos antiguos
El hecho es que casi todo lo que se llama «símbolos de los masones» en realidad no les pertenece en absoluto. Los masones simplemente tomaron símbolos históricos antiguos y comenzaron a usarlos. Fueron tomados prestados de los albañiles medievales, los templarios, los antiguos egipcios y también del Antiguo Testamento de la Biblia. Se incluyeron las pirámides, el Templo de Salomón y muchas imágenes asociadas con la muerte en culturas de todo el mundo.
Naturalmente, estos símbolos se encuentran en todas partes. Debido a esto, mucha gente empezó a creer que los masones dejan sus mensajes secretos en todas partes. Esto, a su vez, infundió miedo en las almas ignorantes y les hizo creer que había algo siniestro en ellos. La expansión de la masonería por todo el mundo se vio facilitada por el crecimiento del Imperio Británico. Al mismo tiempo, el miedo a los masones se extendió por toda la Tierra.
Los masones y el billete de un dólar
En el reverso del billete de un dólar está el Gran Sello de los Estados Unidos. Representa el llamado ojo que todo lo ve o el Ojo de la Providencia. Corona la pirámide, que, a su vez, muchos creen que es el símbolo secreto de los masones, y los todopoderosos Illuminati la colocaron allí.
Los historiadores creen que esto es fundamentalmente incorrecto. El hecho es que los padres fundadores de los Estados Unidos, al crear el Gran Sello, le dieron a estos símbolos un significado ligeramente diferente. La pirámide significó que el joven estado fue construido para durar (además, la pirámide tiene 13 niveles, según el número original de estados). El Ojo de la Providencia estaba destinado a demostrar que Dios estaba velando y protegiendo a Estados Unidos.
El Gran Sello no se añadió al billete de un dólar hasta 1935. Esto sucedió durante la presidencia de Franklin Roosevelt. Cabe señalar aquí que, a pesar de ser masón, tenía mucho miedo de ofender a los votantes católicos. Por eso no se utilizó el Gran Sello. Cuando el presidente decidió añadir el símbolo al billete, quería que la inscripción en latín NOVUS ORDO SECLORUM, o «Nuevo Orden de las Edades», recordara a los votantes su New Deal.
Los masones y el diseño de Washington, D.C.
Puede que Washington tenga una historia muy rica con los masones, pero eso no influyó en el diseño. Sin embargo, aquí se exhiben símbolos masónicos. El hecho es que muchos de los Padres Fundadores eran masones, incluido George Washington. Cuando se erigió el Capitolio, el entonces presidente decidió que la joven nación independiente necesitaba algún tipo de ceremonia sagrada celebrada en público para consolidar el estatus de Estados Unidos y darle al pueblo la confianza de que el país estaba protegido.
Los masones y el Vaticano
Algunos ven símbolos masónicos en el obelisco de la Plaza de San Pedro. Los expertos en el tema de las sectas y sociedades secretas no están de acuerdo con esto. Creen que es muy extraño ver en el obelisco egipcio, de más de 4 mil años de antigüedad, un símbolo de los masones. Fue erigido mucho antes de la aparición de esta sociedad secreta y llevado al Vaticano también siglos antes. El emperador romano Calígula lo trajo desde Alejandría en el año 37 y lo instaló en el Circo de Nerón. En el siglo XVI, el Papa Sixto V ordenó trasladarlo a la plaza para mostrar a todos que el cristianismo era ahora la religión oficial de Roma.
Además, las columnas que rodean la plaza no son influencia de los masones. Recuerdan al Templo de Salomón en el Antiguo Testamento. La masonería simplemente tomó prestado este símbolo. Es difícil incluso llamar religión a la masonería. Sí, deben creer en Dios, pero nadie dice en qué…
Los iniciados pueden prestar juramento tanto sobre la Biblia como sobre el Corán. Sus símbolos y rituales provienen de diferentes religiones del mundo. Esto no pudo sino despertar la ira de la Iglesia católica. Los masones fueron oficialmente excomulgados y privados de la oportunidad de recibir la Sagrada Comunión.
Sin embargo, todavía hay un símbolo masónico en el Vaticano: una estatua gigante de Giuseppe Garibaldi a caballo. Era un masón y no cualquiera. Garibaldi fue el jefe de la logia masónica italiana y el padre fundador de Italia. Odiaba a los sacerdotes católicos y escribía novelas obscenas sobre ellos, donde los retrataba como malvados y estúpidos. Mientras tanto, cuando Italia se unió en 1860, reclamó la mayoría de las tierras que pertenecían a la Iglesia Católica.
Como venganza por esto, el Papa prohibió a los católicos votar en las elecciones italianas. El conflicto entre la Iglesia y el Estado cobró impulso y los masones comenzaron a posicionarse como defensores de los valores seculares.
Originalmente, el caballo y el jinete contemplaban la sede de la Iglesia Católica. Luego, los masones, queriendo enviar una señal clara al Vaticano sobre su actitud, giraron el monumento para que el lomo del caballo mirara hacia la casa de la Santa Sede. Así, la masonería se rebeló contra la ortodoxia de católicos y protestantes al romantizar el conocimiento antiguo secreto y prohibido.
Los verdaderos símbolos masónicos que realmente les pertenecen son: la colmena, el compás, la escuadra y la letra “G”. Hoy en día se pueden encontrar en lápidas, piedras angulares y monumentos de todo el mundo. Esto sólo demuestra hasta qué punto se difundieron las ideas de la Ilustración.
Lorenzo Infante
Grado en Periodismo por la Universidad Politécnica de Madrid. Experto en redacción Web. He tenido la oportunidad de trabajar en una gran variedad de plataformas digitales y medios impresos. Creativo y apasionado de la lectura, con el objetivo es seguir explorando nuevas formas de contar historias y dejar una impresión duradera en cada palabra que escribo.
