Historia de la filosofía a grandes rasgos

Desde hace varios años estudio con entusiasmo la filosofía de Hegel, sumergiéndome en sus obras con intensidad. Es un autor complejo, a veces de manera insoportable, pero fascinante y apasionante, lo que me impide dejar de leerlo. Hegel es difícil de entender no solo por su estilo de escritura, sino porque, de alguna manera, «completa» la filosofía, por pretencioso que pueda parecer.
Cuando digo que Hegel «completa!» la filosofía, me refiero a que resume un vasto período de desarrollo filosófico, desde los inicios de esta disciplina en el siglo VI a.C. hasta su propio tiempo. Pero no se limita a recontar lo que hicieron sus predecesores, sino que lleva a una resolución lógica muchos de los problemas que la filosofía había enfrentado durante más de 2500 años. Su obra se convierte en una especie de culminación de la filosofía mundial, o al menos de la europea, ya que su estudio profundo de toda la filosofía anterior le permitió ofrecer una nueva perspectiva en este campo.
Después de Hegel, la continuidad en la filosofía comenzó a diluirse. Cada nuevo pensador se preocupaba más por desarrollar su propio sistema que por estudiar a fondo a sus predecesores, lo que hizo que muchos de estos sistemas fueran incompletos. A menudo, se presentaban ideas que, tras un análisis detallado, resultaban ser meras variaciones de lo que Hegel ya había tratado, aunque se ofrecieran como descubrimientos novedosos. Por eso, entender a Hegel y apreciar el valor de su obra requiere tener un conocimiento amplio de la filosofía que le precedió.
Este artículo pretende ayudar a quienes, como yo, han encontrado en Hegel un filósofo más que relevante, y desean comprender la filosofía anterior a él, al menos a un nivel básico. Además, busca servir como una introducción para aquellos que aún no se han acercado a la filosofía, invitándolos a adentrarse en este mundo. Analizaremos la historia de la filosofía desde la perspectiva hegeliana, lo que es beneficioso, ya que observar el mundo de forma ordenada siempre facilita su comprensión. Incluso si no compartes la visión de Hegel, mirar el mundo a través de su sistema puede ofrecerte una perspectiva valiosa, que luego podrás adaptar a tu manera. Este proceso de aprendizaje, en el que primero aceptamos ciertas ideas y luego las mejoramos o reemplazamos con otras más adecuadas, resulta mucho más efectivo que simplemente acumular conocimientos sin un marco de referencia.
El comienzo de la filosofía
¿Qué es la filosofía? Hay tantas respuestas como filósofos, y no existe una definición clara y universalmente aceptada. Sin embargo, podemos proponer una: la filosofía es una reflexión intelectual del sistema social vigente, basada en la generalización de toda la experiencia cognitiva acumulada. La economía y las condiciones materiales de vida de las personas son la base de la existencia de la sociedad. La historia es, en gran medida, el proceso de desarrollo económico que configura el aspecto de nuestra sociedad. Y el desarrollo de la sociedad es, a su vez, una parte de la evolución del universo. La filosofía busca comprender esta evolución, vinculada estrechamente al momento histórico de cada sociedad.
La filosofía occidental nació en Grecia en el siglo VI a.C. Su primera etapa es la de los llamados presocráticos, es decir, filósofos anteriores a Sócrates. No deben ser subestimados por ser llamados «presocráticos», ya que su pensamiento se enfocaba en problemas diferentes a los de Sócrates y usaban métodos distintos.


Entre los presocráticos se destacan Tales, Demócrito, Pitágoras y Zenón, quienes plantearon preguntas metafísicas como «¿Qué es el ser?», «¿Existen límites entre los objetos en la realidad?» o «¿Cambian los objetos en la realidad?». De hecho, la filosofía comienza con el problema del ser, de manera similar a cómo la «Ciencia de la Lógica» de Hegel empieza con la noción del ser. Hegel sostenía que el desarrollo histórico de la filosofía y el desarrollo lógico del pensamiento son paralelos, aunque no idénticos en todos los detalles.
La siguiente etapa es la de la filosofía clásica griega, que sienta las bases de toda la filosofía posterior. En este periodo destacan tres figuras esenciales: Sócrates, Platón y Aristóteles. Sócrates introdujo un método de pensamiento y diálogo filosófico, Platón desarrolló este enfoque, y Aristóteles reinterpretó las ideas de Platón, llevando la filosofía de su tiempo a un nuevo nivel de profundidad.
Sócrates se enfocó en el mundo interior del ser humano, mientras que los presocráticos exploraban cuestiones sobre la estructura del universo. Platón, discípulo de Sócrates, fundó el idealismo, influenciando profundamente a la filosofía posterior. Algunos estudiosos consideran que toda la filosofía posterior no es más que una serie de comentarios sobre las ideas de Platón. Aristóteles, discípulo de Platón, adoptó un enfoque diferente, más cercano al materialismo y al empirismo, estableciendo la lógica formal que dominaría hasta la llegada de la filosofía moderna.
Filosofía de la Edad Media
La filosofía medieval es principalmente religiosa. En Europa, fue dominada por el cristianismo; en el Medio Oriente, por el Islam; y en el Lejano Oriente, por una mezcla de budismo y tradiciones locales como el confucianismo, el taoísmo y el sintoísmo. A pesar del rechazo de los cristianos medievales hacia el pensamiento pagano, no pudieron escapar de la influencia de Platón y Aristóteles. La primera mitad de la Edad Media fue un intento de integrar a Platón en el cristianismo (como en la patrística de Agustín de Hipona), mientras que la segunda mitad buscó combinar el cristianismo con Aristóteles, dando lugar a la escolástica.


La filosofía islámica medieval, en cambio, integró desde el principio las ideas de Platón y Aristóteles, sin rechazar su herencia pagana, lo que resultó en una rica tradición filosófica.
Filosofía de la Nueva Era
La filosofía moderna es una síntesis de la herencia antigua y los valores cristianos de la Edad Media. Este periodo comienza con el Renacimiento (siglos XIV-XVI), cuando el enfoque de la humanidad se desplaza de Dios al ser humano. El Renacimiento revitaliza el interés por lo humano y reinicia el debate entre idealismo y materialismo, debilitando la posición de la religión e impulsando la fe en la razón. Así, el Siglo de las Luces (siglo XVIII) fue una era de avances científicos y de una visión del mundo más científica y racional.
Este periodo se caracteriza por la disputa entre materialistas y idealistas, y el intento de reconciliarlos. En esta búsqueda, surgieron los sensualistas, que defendían que el conocimiento sensorial es la base de la comprensión, y los racionalistas, que consideraban que la razón era la clave del conocimiento.
Immanuel Kant puso fin a este debate con su obra Crítica de la razón pura, que proponía una síntesis del conocimiento sensorial y racional. Sin embargo, también concluyó que el mundo es, en última instancia, incognoscible. Kant diferenciaba entre la «cosa en sí» (lo que un objeto es en realidad) y la «cosa para nosotros» (cómo lo percibimos). Según él, nunca podríamos acceder a la esencia de la «cosa en sí».
La contribución de Hegel
Hegel abordó esta limitación señalada por Kant de una manera novedosa. Sostuvo que las contradicciones y paradojas del mundo no eran un problema de percepción humana, sino que reflejaban la naturaleza misma del mundo. Para comprender esta complejidad, propuso una nueva lógica, distinta de la lógica formal aristotélica, y desarrolló su obra La ciencia de la lógica.


La filosofía de Hegel dividió a los pensadores europeos en dos grandes corrientes: la filosofía continental, que siguió profundizando en las ideas de Kant y Hegel, y la filosofía analítica, que se inclinó hacia la lógica formal y la precisión de las ciencias naturales, rechazando la dialéctica hegeliana.
Filosofía del siglo XX
La filosofía del siglo XX se inauguró con la fenomenología y la hermenéutica, que, según algunos autores, son extensiones del hegelianismo. Otra corriente relevante fue el existencialismo, que, a partir de la crítica a Hegel de autores como Schopenhauer y Kierkegaard, propuso una filosofía centrada en la experiencia humana y la necesidad de afrontar un mundo complejo.
El siglo XX estuvo marcado por dos guerras mundiales, lo que intensificó la sensación de crisis existencial. Esta situación llevó al surgimiento del posmodernismo, que, en contraste con las corrientes anteriores, no ofreció un marco alternativo para la comprensión del mundo, sino que cuestionó la validez de todas las grandes narrativas y valores establecidos.
La filosofía del posmodernismo refleja una crisis profunda, un punto de inflexión en la historia del pensamiento, que aún se debate hacia dónde conducirá a la humanidad y qué formas de filosofía surgirán en el futuro.
Este recorrido a grandes rasgos ofrece una visión sistemática de la historia de la filosofía, y aunque no resuelve todos los interrogantes, puede ser un punto de partida para quienes deseen profundizar en la comprensión de este vasto y complejo universo del pensamiento humano.