¿Cuáles son los argumentos de Platón contra la democracia?
El gran filósofo, como saben, se mostró escéptico sobre el gobierno del pueblo. ¿Cuáles son los argumentos de Platón contra la democracia?
Platón es conocido por sus escritos sobre diversos temas, incluidos la ética, el conocimiento y la política. En su obra central, La República, Platón profundiza en el Estado ideal y su gobierno. Parte de su argumento era una crítica al gobierno democrático, una forma de gobierno que, en su opinión, era intrínsecamente defectuosa e insostenible. Para entender por qué Platón tenía tantas dudas sobre la democracia, debemos examinar su clasificación de los tipos de gobierno, su crítica de la democracia como régimen y la analogía que utilizó para argumentar que el gobierno es una habilidad que es mejor dejar en manos de los expertos.
Clasificación de los cinco modos de Platón
En los libros VIII y IX, Platón presenta una clasificación de tipos de gobierno, siendo la aristocracia gobernada por filósofos la más ideal y asemejándose a la ciudad-estado ideal. Además de la aristocracia, Platón identifica cuatro formas más de gobierno: timocracia, oligarquía, democracia y tiranía . La timocracia se refiere al gobierno de unas pocas personas que priorizan el honor y la gloria como las virtudes más elevadas. La oligarquía presupone el gobierno de unos pocos, en el que la riqueza sirve como criterio principal para alcanzar el poder. La democracia es un gobierno mayoritario en el que la libertad y la igualdad son primordiales en las posiciones políticas. Finalmente, la tiranía es una forma de gobierno completamente injusta en la que los caprichos de un gobernante se convierten en la ley de los súbditos.
La clasificación de Platón supone una secuencia causal en la que los regímenes emergen unos de otros en orden descendente en términos de valores. Parece que el régimen ideal se presta a la timarca, que luego conduce al surgimiento de la oligarquía, etc. La timarquía y la oligarquía se consideran menos justas que la aristocracia, mientras que la democracia y la tiranía generalmente se consideran regímenes injustos, siendo la tiranía la peor forma.
La clasificación de Platón de los tipos de gobierno se basa en la idea de que sólo hay un buen régimen y que todos los demás son desviaciones de este ideal absoluto. Más tarde, Aristóteles criticó la clasificación de Platón, considerándola insuficientemente completa y demasiado abstracta. Aristóteles defendió el realismo de valores, afirmando la existencia de regímenes objetivamente superiores, reconociendo al mismo tiempo que las realidades sociales prácticas dictan posibles formas de gobierno. Sin embargo, la tipología de Platón es particularmente interesante porque refleja sus puntos de vista sobre la democracia.
¿Es la democracia inestable?
Según Platón, el surgimiento de la democracia a partir de la oligarquía se produce cuando la clase más pobre se rebela contra la minoría rica. Esta rebelión suele estar dirigida por alguien que traiciona a la clase oligárquica pero que tiene talento para controlar y manipular a la gente, a menudo mediante discursos persuasivos. Este hombre es conocido como un demagogo. Bajo el liderazgo de un demagogo, las masas toman el poder, a menudo mediante la violencia, matando a algunos, expulsando a otros y obligando al resto a coexistir. En este régimen, todos tienen los mismos derechos sobre todo; es un régimen en el que el gobierno se elige por sorteo. Naturalmente, la descripción de Platón se inspira principalmente en la democracia ateniense de su tiempo, y enfatiza todo lo que consideraba problemático de ella.
La democracia, como la describe Platón, se caracteriza por la igualdad y la libertad, así como por el derecho a decir públicamente lo que se le ocurra, así como por el derecho a vivir la vida como uno quiera. La democracia promueve una amplia gama de estilos de vida y, por lo tanto, cualquier otra forma de gobierno se puede encontrar en una democracia hasta cierto punto. Esto sucede porque las personas en una sociedad democrática no se guían por un sentido de lo que es verdaderamente bueno. En cambio, sucumben a la idea de que todos los placeres tienen el mismo valor. En consecuencia, se les priva de la capacidad de disciplinar sus vidas y se esfuerzan sin pensar en satisfacer cada deseo y pasión que surge en ellos o que los demagogos propagan como bien común. En lugar de conducir al conocimiento, este deseo de libertad aleja a la gente de la sabiduría.
Platón sostiene que la democracia no tiene restricciones, lo que la sitúa por debajo de la oligarquía, donde existen ciertas restricciones. En una democracia nadie está obligado a gobernar o participar en la vida política si no quiere. La libertad es de suma importancia en este régimen: incluso en tiempos de guerra, un ciudadano democrático puede abstenerse pacíficamente de participar en la defensa de la ciudad. Además, las relaciones entre gobernante y súbditos, padres e hijos, profesores y estudiantes no están definidas y a menudo son intercambiables en una sociedad democrática.
Platón sostiene que la democracia siempre está en peligro debido a los demagogos que llegan al poder complaciendo a la multitud y, al hacerlo, cometen terribles actos de inmoralidad y depravación. En última instancia, esto conduce al colapso total del orden democrático, lo que lleva a la tiranía. La tiranía ocurre cuando grupos o individuos poderosos se separan de un régimen democrático y se convierten en fuerzas incontrolables.
Revisión del argumento de Platón contra la democracia
La crítica de Platón a la democracia encuentra su base en una etapa anterior de la República, especialmente en el Libro VI. El principio de especialización que Platón introduce al construir la ciudad ideal en el segundo libro contribuye a su tesis de que los filósofos son los más capacitados para gobernar. En esta ciudad ideal, a cada residente se le asigna un rol específico que se adapta a sus capacidades y para el cual ha sido capacitado. Ya sean agricultores, artesanos, médicos, cocineros o soldados, se espera que contribuyan al bienestar de la sociedad únicamente en la capacidad que se les ha asignado. Un corolario implícito de este principio fundamental es que los trabajadores comunes y corrientes que constituyen el electorado en cualquier país democrático deben abstenerse de participar en la toma de decisiones políticas. En cambio, el gobierno político debería reservarse para aquellos que tienen las habilidades y la educación necesarias para poder tener éxito en el gobierno.
El argumento de Platón se puede resumir de la siguiente manera: la gestión es una habilidad, y es prudente dejar el ejercicio de las habilidades a los expertos. En una democracia, el poder pertenece a personas que, por definición, no son expertas en gobierno. Por tanto, Platón concluye que la democracia es inherentemente irracional.
La República de Platón profundiza en la cuestión de cómo se debe llevar la vida, que es esencialmente un estudio ético sobre el comportamiento y la existencia individual. Sin embargo, desde el comienzo del diálogo, queda claro que esto va más allá del comportamiento personal y afecta la equidad y la justicia en el gobierno. Según Platón, las cuestiones éticas y políticas están interrelacionadas y el estudio del gobierno es una extensión de la comprensión de la vida virtuosa.
A lo largo del diálogo, Platón defiende la analogía entre el Estado y el alma humana. Sugiere que al imaginar un Estado justo y bien estructurado, uno puede comprender mejor la naturaleza de la justicia en la vida humana. El Estado es como una versión más grande del alma, lo que nos permite aplicar una comprensión de la justicia a mayor escala al nivel individual. Un estado que funciona correctamente, como un alma sana, es un estado en el que las distintas partes están perfectamente equilibradas y trabajan en armonía entre sí.
Platón enfatiza la unidad interna tanto del estado político como del individuo. Así como el estado se compone de diferentes partes, el alma humana se compone de diferentes partes. Un Estado bien organizado y una persona moralmente recta tienen la característica de ser componentes armoniosos. Esa armonía conduce a una sociedad sana y justa, que debería ser el objetivo final de la acción tanto individual como colectiva.
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La analogía de Platón: la gestión como habilidad
El análisis de Platón está profundamente arraigado en la idea de división del trabajo y el principio de especialización. Concluye que la justicia en un Estado se puede lograr cuando cada persona desempeña su papel de acuerdo con sus talentos naturales, educación y formación. Este principio de especialización requiere que los miembros de cada clase social se concentren exclusivamente en el trabajo que se les asigna y se abstengan de interferir con las tareas de otras clases. La decisión, sostiene, debería dejarse en manos de quienes tienen conocimiento del bien: los filósofos.
Por tanto, el argumento de Platón contra la democracia se basa en última instancia en una analogía. Llama la atención sobre diversos roles sociales que contribuyen al bien común, como la agricultura, la cocina y la construcción de viviendas. Cualquier trabajo que sirva al bien común requiere de una formación y preparación especiales. Asimismo, tareas políticas como elegir funcionarios, participar en reuniones y presidir procedimientos judiciales también contribuyen al bien común. Las personas en estos puestos requieren capacitación especializada y experiencia para tener éxito en sus tareas. Por lo tanto, quienes adquieren las calificaciones políticas necesarias tienen más probabilidades de realizar estas tareas de manera efectiva, o al menos mejor que otros. Por lo tanto, Platón sostiene que las personas deberían abstenerse de participar en política a menos que hayan recibido la formación necesaria y hayan adquirido las habilidades políticas adecuadas.
Relevancia del argumento de Platón
Aunque Platón escribió pensando en la antigua democracia ateniense, la esencia de su argumento puede aplicarse a las democracias modernas. Hoy en día todavía hay quienes creen que las multitudes carecen de habilidades políticas y que la política debería dejarse sólo en manos de unos pocos elegidos. En respuesta a la crítica antidemocrática de Platón al gobierno de muchos, un defensor de la democracia podría presentar un argumento presentado por Aristóteles en La Política, que también está siendo revisado en los tiempos modernos. La esencia de esta respuesta es la creencia de que un grupo grande puede tener colectivamente mayor sabiduría que uno pequeño. Este concepto es similar a cómo un grupo de personas menos ricas pueden unirse para volverse colectivamente más ricos que una persona rica. Al reunir sus conocimientos limitados, el grupo reúne una gran cantidad de información a partir de piezas más pequeñas, lo que permite una toma de decisiones potencialmente más sabia e informada.
Una respuesta más radical a la crítica de Platón a la democracia se puede encontrar entre los demócratas, que abogan por otorgar poder político a individuos incluso si no están altamente calificados para usarlo de manera efectiva. Destacan que en política hay consideraciones más profundas que la simple eficiencia en la toma de decisiones. En su opinión, el proceso de toma de decisiones tiene un mayor significado moral.
Por lo tanto, sostienen que la toma de decisiones democrática tiene una ventaja decisiva únicamente debido a su equidad inherente. En consecuencia, el argumento antidemocrático de Platón sigue siendo relevante en los tiempos modernos, y gran parte de la teoría democrática moderna gira en torno a proporcionar una variedad de respuestas que refutan su punto de vista.