¿Quién era Aquiles? El mayor guerrero de la mitología griega
Conocido como el guerrero más grande de la mitología griega antigua , Aquiles es una figura reconocida por su complejidad heroica, sus incomparables habilidades de lucha y su trágico destino.
Aquiles, figura central del poema épico de Homero «Ilíada», se convirtió en un ícono cultural conocido por su tenaz coraje, su incesante búsqueda de la fama y sus habilidades sobrenaturales. Sin embargo, sus defectos no son menos importantes, incluido el orgullo, la ira y el dolor, que impulsan su motivación. Su historia está inmersa en el contexto de la Guerra de Troya, un conflicto que enfrentó a los griegos contra los troyanos. El uso que hace Homero de su personaje arroja luz sobre la compleja naturaleza del heroísmo, los dilemas morales creados por la guerra y la tensión entre lo individual y lo colectivo.
¿Cómo nació Aquiles?
Aquiles era hijo de la poderosa diosa del mar Tetis y del famoso rey de Ftia Peleo. Se decía que Tetis fue cortejada por muchos pretendientes, pero ella los rechazó a todos, temiendo que su descendencia de un hombre mortal fuera más débil que ella. En un intento de escapar del matrimonio, se transformó en varias formas, incluido un pájaro, un árbol e incluso un río, pero Peleo finalmente se ganó su corazón al capturarla para que no pudiera moverse.
Finalmente se casaron y, durante su boda, un vidente predijo que su hijo se convertiría en un gran guerrero, pero moriría joven.
Así, cuando nació, Tetis sumergió a Aquiles en el río Estigia, un río mítico que se creía que otorgaba invencibilidad a quienes se sumergían en él. Sin embargo, mientras se bañaba, ella le sujetó el talón.
Por lo tanto, esta área permaneció vulnerable y luego se convirtió en su defecto fatal. En algunas versiones del mito, Tetis fue aún más lejos al proteger a su hijo disfrazándolo de niña y escondiéndolo en la corte del rey Licomedes en la isla de Skyros. Sin embargo, los griegos aún lograron encontrar a Aquiles y le pidieron que se uniera a su causa contra los troyanos.
Conflicto con Agamenón
La Ilíada describe a Aquiles como un guerrero legendario, el mejor de los héroes griegos y una figura central en la Guerra de Troya . Sin embargo, Aquiles también es conocido por su orgullo, temperamento feroz y naturaleza vengativa. A lo largo de la Ilíada, el héroe sufre una profunda transformación que le convierte en uno de los personajes más complejos y famosos de la literatura griega .
En el primer libro, Aquiles se presenta como un hombre de gran orgullo y honor, dispuesto a arriesgarlo todo, incluso las vidas de sus compatriotas griegos, para proteger su reputación. Al no ser respetado por Agamenón, se niega intencionadamente a participar en la batalla y se sienta pensativo y enojado. A medida que avanza la epopeya, su ausencia de la batalla se convierte en un grave problema para los griegos que sufren una serie de reveses contra los troyanos.
A medida que el conflicto entre Agamenón y Aquiles se profundiza, Agamenón intenta reconciliarse con él ofreciéndole generosos obsequios como gesto de buena voluntad. Sin embargo, el guerrero sigue siendo terco y se niega a comprometer su compromiso inquebrantable con su propio honor y reconocimiento. Le pide a su madre Tetis que intervenga en su favor, y ella convence a Zeus para que permita a los troyanos tomar ventaja en la guerra castigando a Agamenón por insultar a Aquiles.
A pesar de su determinación, Aquiles lucha contra la culpa y la responsabilidad por su inacción ante el conflicto en curso. Sin embargo, sólo después de la trágica muerte de su querido amigo Patroclo la actitud de Aquiles da un giro dramático. La pérdida de su amigo enciende una feroz determinación dentro de él, lo que lo lleva a la acción y a luchar por su sentido del honor.
Aquiles vs Héctor
En el libro 16 decide regresar a la guerra para vengarse. Fortalecido por una nueva armadura forjada por el dios Hefesto , Aquiles es elevado al estatus de guerrero divino. Ya no es sólo un héroe mortal, sino una figura de proporciones míticas, capaz de realizar hazañas sobrehumanas de fuerza y habilidad. La nueva armadura también simboliza su nuevo compromiso con la lucha y su voluntad de luchar contra los troyanos con vigor y determinación. En el último libro de la Ilíada, Aquiles se enfrenta a Héctor en un duelo.
Después de una feroz batalla, mata a Héctor y arrastra su cuerpo detrás de su carro. Este acto de profanación contrasta marcadamente con la compasión y vulnerabilidad que Aquiles mostró en las primeras partes del poema. Finalmente devuelve el cuerpo de Héctor a su padre Príamo. A pesar de esto, el guerrero no puede corregir completamente su grave crimen, enfatizando la naturaleza profundamente trágica de su carácter, sacrificando su propio honor en aras de la venganza.
La ira de Aquiles
La ira de Aquiles en la Ilíada es una emoción compleja que refleja profundas cuestiones existenciales sobre el honor, el heroísmo y la mortalidad. El motivo de su ira es el deshonor que siente cuando Agamenón le priva del botín de guerra de Briseida. Este acto profundamente humillante es el catalizador de la ira devoradora de Aquiles, que promete retirarse de la batalla, dejando que los griegos sufran las consecuencias de su ausencia.
Los griegos sufrieron grandes pérdidas sin él y su moral y unidad quedaron minadas. Aunque su ira inicial es causada por el deshonor que sufre a manos de Agamenón, la raíz de su ira es mucho más compleja que el orgullo herido o un simple deseo de venganza. En el centro de la agitación emocional de Aquiles hay un profundo conflicto interno entre su deber para con sus compatriotas griegos y su propio sentido de justicia. Así, su ira es una manifestación de esta lucha interna, así como un mecanismo para superarla.
Aquiles y Patroclo: dolor e ira
Al final, es la ira de Aquiles la que le hace volver a la batalla. En el libro noveno de la Ilíada, los griegos luchan contra los troyanos y es Patroclo quien ruega a su amigo que vuelva a luchar. Cuando Aquiles se niega, a Patroclo se le ocurre un plan para ponerse su armadura y llevar a los mirmidones a la batalla.
Desafortunadamente, este plan termina en desastre cuando Patroclo se enfrenta a Héctor, el príncipe troyano, y finalmente muere en batalla. A pesar de su fuerza y habilidad en el campo de batalla, Aquiles es, en última instancia, incapaz de evitar la muerte de Patroclo. Su dolor por la pérdida de su amigo lo lleva a vengarse de Héctor, pero eso finalmente lo lleva a su propia perdición.
La muerte de Patroclo se convierte en un poderoso punto de inflexión en la epopeya, ya que impulsa a Aquiles a nuevos niveles de ira y determinación. Su complejo viaje emocional alcanza un nuevo crescendo a medida que su ira se convierte en una búsqueda incesante para hacer justicia y retribuir a quienes le han hecho daño. Aunque La Ilíada no es una historia romántica, existe una sensación de intimidad y afecto entre los dos guerreros que va más allá de la mera camaradería.
Aquiles queda profundamente afectado por la muerte de Patroclo y su dolor se describe en términos del duelo de un amante. De hecho, la relación entre él y Patroclo ha capturado la imaginación de innumerables lectores a lo largo de los siglos. Ha sido reinterpretado y explorado de innumerables maneras, a menudo centrándose en la conexión íntima entre dos hombres.
Escudo de Aquiles y la muerte
La Ilíada describe el Escudo de Aquiles como una verdadera obra maestra de arte y artesanía, que proporciona una ventana notable a la compleja cosmología de la antigua Grecia. Cada una de las cinco capas está llena de un poderoso simbolismo que toca la esencia misma del carácter de Aquiles y del mundo en el que habita. La capa más externa representa los cielos con el sol, la luna, las estrellas y el zodíaco, representando el orden cósmico del universo. La segunda capa representa los ciclos de vida y muerte a través de escenas de agricultura y cosecha, mientras que la tercera capa se centra en el mundo humano y la ciudad de Troya como el pináculo de la civilización.
La cuarta capa representa la inevitabilidad del conflicto y la lucha a través de imágenes de guerra, y la quinta capa, la más interna, muestra el inframundo y el río Estigia, lo que significa el fin final que espera a todos los mortales.
El escudo sirve así como un poderoso recordatorio de la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte, incluso para las figuras más famosas e invencibles. Esto es especialmente conmovedor a la luz de su propio destino, ya que los dioses intervienen para castigarlo por sus atrocidades contra Héctor que condujeron a su eventual caída. La muerte de Aquiles es provocada por una flecha lanzada por el príncipe troyano Paris y dirigida por el dios Apolo, vengando a su hermano Héctor. La flecha alcanza el vulnerable talón de Aquiles y se cumple la profecía del vidente en la boda de sus padres. Vive una vida corta pero gloriosa, y lleva a los griegos a la victoria.
Impacto a largo plazo
La gloria de Aquiles perduró durante siglos. Su historia de triunfo y tragedia ha inspirado innumerables recuentos y adaptaciones, desde dramas griegos antiguos hasta películas, novelas y series de televisión modernas. Escritores antiguos como Eurípides y Esquilo estuvieron entre los primeros en utilizar la historia de Aquiles y crearon obras que exploraban su carácter y legado.
Durante el Renacimiento, artistas como Peter Paul Rubens y Nicolás Poussin, crearon obras famosas que representan al héroe, capturando su imagen como símbolo de fuerza y heroísmo. El héroe también fue un tema frecuente en las obras de arte durante el período barroco, y sus hazañas mitológicas a menudo se representaban de manera grandiosa y dramática.
En los últimos años, Aquiles ha vuelto a ver un resurgimiento en la cultura popular. Un excelente ejemplo de esto es el bestseller de Madeline Miller «La canción de Aquiles». El libro vuelve a contar la historia de Aquiles y Patroclo desde una perspectiva romántica, brindando una mirada fresca y única a sus personajes durante la Guerra de Troya. La interpretación de Brad Pitt como Aquiles en la película Troya de 2004 también fue popular.