¿Qué es el síndrome de Estocolmo?: Concepto y ejemplos

¿Qué es el síndrome de Estocolmo: concepto, ejemplos?

Hoy aprenderemos qué es el síndrome de Estocolmo, de dónde viene este término y por qué la gente tiene este sentimiento.

¿Qué es el síndrome de Estocolmo?

El síndrome de Estocolmo es un estado mental específico en el que la víctima desarrolla y gradualmente intensifica una simpatía paradójica por el agresor. Muy a menudo, este fenómeno se observa cuando terroristas o ladrones toman rehenes y los retienen durante mucho tiempo. Además, el fenómeno tiene dos caras y los delincuentes también simpatizan con las víctimas.

Una vez capturados, los rehenes poco a poco empiezan a confiar en sus captores, ya que les prometen una liberación segura si todo va según lo planeado. Al mismo tiempo, tanto las víctimas como los delincuentes temen un ataque policial y pueden resultar heridos en un tiroteo. Esto crea en ambas partes la sensación de que son aliados en el enfrentamiento con la policía y las autoridades.

Es interesante que después de una liberación exitosa, los ex rehenes a menudo testifican a favor de los captores, encontrando una explicación racional a sus acciones y justificándolas de todas las formas posibles. Echan toda la culpa a las autoridades y a la policía que los liberó.

Para entender qué es el síndrome de Estocolmo, por qué ocurre y cómo se desarrolla, consideremos este fenómeno con más detalle. Empecemos por la historia del término y una descripción del caso más famoso de este síndrome.

¿Cómo surgió el término?

El origen del término “síndrome de Estocolmo” está asociado a la primera manifestación minuciosamente documentada de este comportamiento antinatural. En 1973, en Estocolmo, los ladrones armados Jan Olsson y Clark Olofsson tomaron el edificio de un banco y tomaron como rehenes a cuatro empleados. El robo no salió según lo planeado, por lo que exigieron a las autoridades 3 millones de coronas, armas y un coche.

Sólo eran dos delincuentes, pero la operación para liberar a los rehenes duró más de 5 días. Durante este tiempo, los rehenes lograron encariñarse con los captores , y la policía, que constantemente amenazaba con asaltar, comenzó a ser percibida como agresores potenciales, por cuya causa podrían morir. Ante el tribunal, defendieron a los ladrones y culparon de todo a la policía que los liberó.

Ambos criminales fueron condenados a largas penas de prisión, pero Olofsson apeló y logró convencer al tribunal de que estaba intentando ayudar a los rehenes y calmar a su agresivo compañero. Su condena fue anulada. Posteriormente, el delincuente que quedó libre se hizo amigo de uno de los rehenes. Al mismo tiempo, continuó cometiendo delitos, pero logró esconderse de la policía.

Ohlsson cumplió toda su condena de 10 años. Durante este período, le escribieron fans, con uno de los cuales se casó después de su liberación. Existe la idea errónea de que uno de los rehenes se convirtió en su esposa, pero no se conocían antes del juicio.

La psicología moderna comprende bastante bien qué es el síndrome de Estocolmo y cómo se manifiesta, pero las razones del surgimiento de una simpatía tan fuerte entre los rehenes hacia los captores no se comprenden completamente. Los psicólogos continúan investigando materiales relacionados con ese robo, escribiendo artículos científicos y defendiendo disertaciones.

El término «síndrome de Estocolmo» fue introducido en la psicología por el criminólogo Nils Beyerut, que participó en la operación de 1973. Pero el fenómeno en sí fue descrito mucho antes. Esto lo hizo en 1936 Anna Freud (hija de Sigmund Freud) basándose en la investigación de su padre. En sus obras, este proceso psicológico se denomina “identificación con el agresor”.

El ejemplo más popular

Existe una obra muy famosa que es un brillante ejemplo del síndrome de Estocolmo. Para salvar a su padre, la bella dama se convirtió en prisionera del monstruo. A pesar de que su estancia en el castillo del monstruo fue forzada, con el tiempo desarrolló un sentimiento de simpatía por él. Como habrás adivinado, estamos hablando de la obra de Charles Perrault: «La Bella y la Bestia».

Bella y Bestia

Los principales componentes del síndrome de Estocolmo son la presencia de 3 elementos: la “víctima” , el agresor que limita su libertad y la simpatía que surge en la “víctima” hacia el agresor. Todos estos elementos están presentes en La Bella y la Bestia, lo que convierte esta obra en un excelente ejemplo del síndrome de Estocolmo. Ahora veamos las razones de su aparición.

¿Por qué ocurre el síndrome de Estocolmo?

La principal condición para la aparición del síndrome es la comunicación prolongada. Las circunstancias pueden ser diferentes: robo, ataque terrorista o secuestro. El acercamiento entre la víctima y el agresor suele verse facilitado por factores como:

  1. Interacción social . La comunicación regular ayuda a establecer contacto. Los rehenes ven que los rehenes son personas adecuadas, por lo que intentan encontrar una explicación racional a sus acciones.
  2. Duración de la situación . El síndrome de Estocolmo suele aparecer después de 3 a 4 días. Este tiempo es suficiente para que las víctimas conozcan a los agresores y conozcan sus motivaciones.
  3. Miedo a la muerte . Los capturados, rodeados de delincuentes, creen que la única opción para una liberación segura es cumplir con las exigencias de los captores. Temen un intento de agresión y consideran que la amenaza es la policía, no los delincuentes.
  4. Justificación de la crueldad . A la gente le resulta difícil creer que otras personas sean irracionales. Por tanto, si los terroristas castigan o matan a un rehén, los demás intentan encontrar una explicación racional a este acto en el comportamiento “provocador” de la víctima.
  5. Lengua y cultura comunes . La barrera del idioma impide el acercamiento. Si el agresor y la víctima hablan el mismo idioma, sienten proximidad cultural.
  6. Alfabetización psicológica . Si los terroristas o rehenes están bien entrenados y saben qué es el síndrome de Estocolmo, pueden provocar este fenómeno por la fuerza para lograr sus objetivos.
  7. Cualidades personales . Si uno de los participantes en la situación resulta ser una persona carismática y agradable con quien hablar, esto ayuda a suavizar la situación.

Datos interesantes

  • Según las estadísticas del FBI, el síndrome ocurre en aproximadamente el 8% de todos los delitos de toma de rehenes.
  • Hoy en día hay tanta información en fuentes abiertas sobre el síndrome de Estocolmo y las peculiaridades de su manifestación que los delincuentes suelen utilizar específicamente este fenómeno. Esto complica enormemente el trabajo de los agentes del orden que se enfrentan al extraño comportamiento de una víctima que se ha puesto del lado del delincuente.
  • La simpatía puede ser tan fuerte que las víctimas se convierten en cómplices de los invasores, les ayudan a escapar, les protegen de las balas durante las operaciones policiales y testifican a su favor ante los tribunales.
  • El síndrome de Estocolmo ocurre a menudo en víctimas de violencia doméstica. Comienzan a justificar a su tirano y a encontrar una explicación racional a su agresión. Además, este síndrome puede estar presente en las relaciones entre un jefe cruel y un subordinado de voluntad débil o entre niños y padres (en este caso, tanto el padre como el niño pueden actuar como un tirano).

Conclusión

El síndrome de Estocolmo es consecuencia de la dependencia de la víctima respecto del agresor. Los psicólogos lo ven como una respuesta de defensa natural que favorece la supervivencia, por lo que no se clasifica como un trastorno mental. Desde un punto de vista psicológico, el síndrome de Estocolmo es una reacción adecuada a una situación estresante en la que la principal prioridad para la víctima es su propia supervivencia.

redactor 3
Jaime Beltrán

Profesional con Grado en periodismo y la comunicación audiovisual. A lo largo de mi trayectoria, he trabajado en diversos medios de comunicación, desempeñándome tanto en redacción como en producción audiovisual. Mi enfoque se centra en la ética periodística, la investigación rigurosa y la creatividad visual, siempre con el objetivo de informar, entretener y conectar de manera significativa con la audiencia.