El trágico fin de la Orden Templaria
El 13 de octubre de 1307, un acontecimiento sin precedentes sacudió a Europa: los enviados del rey Felipe IV de Francia irrumpieron en las encomiendas de la Orden del Temple en todo el país y arrestaron a los caballeros templarios presentes. Esta operación fue preparada meticulosamente en el más estricto secreto, lo que permitió que todo saliera según lo planeado. La intriga fue dirigida por el propio rey y su consejero Guillermo de Nogaret, quienes sabían que la Orden Templaria no estaba bajo su jurisdicción, sino bajo la autoridad directa del Papado. Para sortear este obstáculo, decidieron acusar a los templarios de herejía, un cargo que los colocaba bajo la implacable mano del tribunal de la Inquisición.
Un juicio plagado de intrigas
El proceso contra la Orden del Temple se extendió durante varios años. Las acusaciones formuladas contra los templarios eran, en su mayoría, infundadas. Sin embargo, muchos miembros de la orden confesaron bajo tortura, lo que permitió que el juicio continuara. Entre las acusaciones más graves estaban los cargos de blasfemia, rituales secretos y diversas perversiones. En total, se formularon 127 preguntas contra los templarios, y las respuestas a estas acusaciones se registraron en un rollo de pergamino de más de dos metros de largo. Aquellos que se negaban a admitir su culpabilidad y a renunciar a los supuestos rituales heréticos eran condenados a muerte.
El Gran Maestre de la Orden, Jacques de Molay, intentó desesperadamente buscar la protección del Papa Clemente V. Este papa, un gascón recién elegido, aunque no sentía una gran simpatía por Felipe IV, terminó atrapado en las intrigas del rey. Cuando finalmente comprendió que había sido manipulado, ya era demasiado tarde para detener el proceso.
La disolución de la orden y la ejecución de Jacques de Molay
En 1312, durante el Concilio de Vienne, el Papa Clemente V decidió suspender las actividades de la Orden del Temple, lo que intensificó aún más la persecución por parte de los tribunales de la Inquisición, aunque el juicio aún no había concluido de manera definitiva.
Temiendo que la posición de la iglesia cambiara, Felipe IV ordenó el secuestro de Jacques de Molay y de Geoffroy de Charnay, otro de los líderes templarios. El 11 de marzo de 1314, ambos fueron ejecutados en la hoguera en una pequeña isla del río Sena, en París. La imagen de Jacques de Molay ardiendo en la pira mientras supuestamente lanzaba una maldición a sus verdugos y al rey ha perdurado como una leyenda.
El destino del tesoro templario
Tras la disolución de la orden, la propiedad de los templarios fue transferida formalmente a la Orden de los Hospitalarios, pero desde el momento de las detenciones, el tesoro templario de París pasó a manos del rey. Sin embargo, el contenido de este tesoro no fue tan grande como Felipe IV esperaba. Quizás por esta razón, los templarios fueron sometidos a torturas brutales en un intento de desvelar la ubicación de otras riquezas.
A lo largo de los siglos, se ha especulado mucho sobre el paradero de los tesoros templarios. Se cree que, anticipando las detenciones, los templarios pudieron haber trasladado parte de sus riquezas al extranjero. Sin embargo, no hay pruebas concluyentes, y la búsqueda de estos tesoros continúa hasta el día de hoy. También es posible que la supuesta riqueza de la orden haya sido simplemente exagerada por los rumores.
El fin de una dinastía y el legado de los templarios
La operación contra los templarios no dio a Felipe IV los resultados que esperaba. Para colmo, el rey murió inesperadamente solo unos meses después de la ejecución de Jacques de Molay. El Papa Clemente V también falleció poco antes, lo que alimentó las creencias populares de que ambos murieron a causa de una maldición lanzada por el Gran Maestre desde la hoguera.
La muerte de Carlos IV en 1328, el último hijo de Felipe IV, marcó el final de la dinastía de los Capetos, que había gobernado Francia desde 987. La lucha por la sucesión al trono desencadenó la Guerra de los Cien Años, un conflicto que transformaría la historia de Francia y Europa.
Por otro lado, el Papado también atravesó un periodo difícil, conocido como el Cautiverio de Aviñón, durante el cual la sede papal fue trasladada a esta ciudad francesa. Aunque los Papas regresarían a Roma en la segunda mitad del siglo XIV, nunca recuperarían el mismo poder e influencia que habían tenido en siglos anteriores.
El mito de los templarios y la superstición del viernes 13
La caída de la Orden del Temple dio origen a numerosas leyendas y mitos que han perdurado hasta nuestros días. Uno de los más conocidos es la asociación de la fecha de la detención de los templarios, 13 de octubre de 1307, con el origen de la superstición sobre el viernes 13. Se cree que la tragedia que sufrió la orden en este día ha sido el origen de la creencia popular de que el viernes 13 trae mala suerte.
La Orden del Temple dejó un legado de misterio y fascinación que ha sido fuente de inspiración para numerosas obras literarias y cinematográficas. Desde la figura del caballero templario hasta la búsqueda de tesoros ocultos, los templarios siguen siendo un tema de interés que conecta la historia medieval con la cultura popular moderna.